miércoles, 9 de octubre de 2013

Retroalimentación básica de la ortografía. 

La falta de correspondencia que se produce en algunos casos entre el sistema gráfico y el sistema fonológico del español afecta especialmente a la ortografía de las consonantes. Es un caso distinto el de las vocales, que responde en la mayoría de los casos, a la representación de los sonidos respectivos.

Por eso, es necesario estudiar con mayor profundidad la correspondencia de algunos fonemas consonánticos y sus respectivas grafías, para luego proponer una manera más fácil  de practicar la ortografía.
Para el uso de mayúsculas, no se debe olvidar que estas son de mayor tamaño que las minúsculas, también que no exime de poner tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación. El uso de la mayúscula inicial se rige por posición que ocupa la palabra, por su condición o categoría de nombre propio y por otras circunstancias. En cambio se recomienda usar minúscula inicial cuando se habla se días de la semana y meses.


La acentuación es la mayor intensidad con la que se pronuncia una silaba dentro de una palabra. Por ello también se le llama acento de intensidad. Además se suele producir, una elevación de tono de voz o una mayor duración en la pronunciación de la silaba.

Según donde se encuentre la silaba tónica, se pueden distinguir cuatro clases de palabras:

• Palabras agudas: son las polisílabas cuya última sílaba es tónica.
• Palabras graves: aquellas cuya penúltima sílaba es tónica.
• Palabras esdrújulas: aquellas cuya antepenúltima sílaba es tónica.
• Palabras sobresdrújulas: son las que tienen la sílaba tónica en alguna posición anterior a la antepenúltima.

La puntuación en textos escritos, con la que se pretende reproducir la entonación  de la legua oral, es de importancia en cualquier idioma. De ésta depende en gran parte la correcta expresión y compresión de los mensajes escritos.

El punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos y los puntos suspensivos se escriben siempre sin dejar el espacio de separación con respecto a la palabra o el signo que precede, y separados por un espacio de la palabra o el signo que sigue, a no ser que sea de cierre; los signos dobles, como los de interrogación y exclamación, los paréntesis, los corchetes, las comillas y las rayas que encierran aclaraciones e incisos, todos ellos compuestos por un  signo de apretura y uno de cierre.

Las abreviaturas nacen con la necesidad de escribir más rapidez y de encerrar en poco espacio la mayor cantidad de información, éstas son las razones para abreviar ciertas palabras, representándolas con una o algunas de sus letras, de las que se deduce con facilidad el vocablo o vocablos aludidos.




Cualquier palabra o grupo de palabras permiten una abreviación. Su uso y la tradición han multiplicado el número de abreviaturas empleados en nuestro idioma, creando unas duraderas y desechando otras de uso efímero u ocasional; también es necesario recordar el uso, cada día más relevante en el uso de la vida pública, de las siglas, tanto las que representan a organismos nacionales e internacionales como los correspondientes a instituciones, firmas comerciales por todos conocidas.

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